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El Sr. Monk juega los playoff
Playoff
Información
Número de episodio: 7.13 (106)
Título original: Mr. Monk Makes the Playoffs
Guionista: Josh Siegal
Dylan Morgan
Director: Randy Zisk
Duración: 42 min. (aprox.)
Fecha original de emisión: 30/01/2009
Episodio anterior: El Sr. Monk y la señora de al lado
Episodio siguiente: El Sr. Monk y el matón del colegio

El Sr. Monk juega los playoff es el decimotercer episodio de la séptima temporada de Monk.

Argumento[]

David Gitelson, el quarterback suplente de los Condors, sale de un club y se sube a su limusina en compañía de su novia. Ella encuentra el libro de jugadas confidencial, y él se lo arrebata de las manos. Gitelson ordena al conductor de la limusina, Shawn Metzger, que les lleve a un último club. Una vez que Gitelson se ha bajado, Metzger llama a alguien y le dice que tiene el libro de jugadas, y que tienen una hora para sellar el trato. Metzger vende una copia del libro a Brian Binsack, el entrenador del equipo rival, los Wildcats.

A la mañana siguiente, Gitelson está en los vestuarios del estadio Summit cuando nota que hay algo raro en el libro de jugadas. Sale al aparcamiento y se enfrenta a Metzger. Se produce una breve pelea, y Metzer alcanza una barra de hierro con la que golpea al desafortunado quarterback hasta la muerte.

Tres días antes, Stottlemeyer está en la comisaría, conversando sobre los playoff con Disher y los demás. Monk y Natalie están presentes, y ella anima a su jefe a que hable de fútbol. Se pregunta por qué los policías no le habrán invitado a su fiesta, y el detective explica que va a ver el partido en el estadio. Admite que le ha prometido a Bob Costas que irá, ya que le ayudó a salir de un apuro diez años atrás. Costas le ha entregado dos entradas y un pase con pleno acceso. Stottlemeyer pregunta a Monk a quién piensa llevar con él, y este señala a Natalie. Sin embargo, ella convence a su jefe para que en su lugar lleve al capitán.

Tres días después, Stottlemeyer y Monk llegan al estadio y se encuentran con unos fanáticos en el aparcamiento. Se fijan en un hombre que se ha quedado dormido en su tumbona. Mientras tanto, en la comisaría, Disher saca un enorme televisor de la sala de pruebas e intenta bajarlo por las escaleras para ver el partido en alta calidad.

En el aparcamiento del estadio, Metzger extrae la gasolina de su limusina y la vierte sigilosamente en la barbacoa de unos hinchas. Mientras tanto, Stottlemeyer se sumerge en el espíritu del fútbol, para desagrado de Monk. Cuando se disponen a entrar, y el detective está intentando abrir el sobre con las entradas, los hinchas encienden la barbacoa y esta estalla. Stottlemeyer intenta meter a Monk en el estadio, pero el detective insiste en investigar.

Los médicos atienden a los heridos de la explosión, mientras Monk examina la barbacoa. Advierte que una parrilla de carbón no hubiera estallado así, pero Stottlemeyer le dice que ya no tiene importancia. Monk determina que alguien ha vertido gasolina en la parrilla, y convence a un disgustado Stottlemeyer de que algo va mal.

Mientras los hinchas se quejan porque David Gitelson (el quarterback suplente) no está jugando, Monk habla con Chet Walsh, el dueño de la barbacoa. Este recuerda haber visto a Gitelson anteriormente, cuando fue a pedirle un autógrafo y este no le hizo caso. Chet opina que un hincha de los Wildcats, Cory, ha saboteado la barbacoa, y Stottlemeyer se muestra de acuerdo. Sin embargo, cuando conversa con los seguidores de los Wildcats, algunos de ellos reconocen al capitán del instituto. Le piden que se haga cargo de una multa por exceso de velocidad que han recibido treinta y cinco minutos atrás, y la fecha y la hora confirma que no estaban en el estadio cuando la parrilla explotó.

Natalie llega a la comisaría con una pizza y descubre que Randy ha improvisado un cable de extensión para poder ver el partido en el televisor de pantalla plana... en las escaleras, porque no es capaz de arrastrarlo hasta la planta de abajo. Se tumban boca arriba para poder ver bien el partido.

Monk comienza a obsesionarse con la explosión, diciendo que fue intencionada. Stottlemeyer opina que él quiere que sea un crimen porque eso es lo único en lo que piensa. El capitán alega que podrán ocuparse de ello más adelante, y el detective admite que podría estar pensando más de lo debido. Entran en el estadio, pero Monk se fija en un cartel con el anillo del campeonato. Recuerda haber visto ese anillo en la mano del hincha que estaba dormido en su tumbona. A regañadientes, Stottlemeyer acompaña a Monk y ambos descubren que el hincha está muerto... y que es en realidad Gitelson, camuflado para parecer un fanático.

Chet no recuerda haber mencionado que viera a Gitelson anteriormente. Stottlemeyer llama a Disher y encuentran el libro de jugadas junto al cadáver. Hablan con Metzger, quien confirma que llevó allí a Gitelson por la mañana. Obviamente, no saben que Metzger es el asesino de Gitelson. Monk nota una mancha en su chaqueta y detecta un olor. Cuando Stottlemeyer le deja marcharse, Monk señala que Metzger olía a gasolina y la mancha era de carbón. Disher les aconseja que entren en el estadio mientras él habla con las autoridades locales.

Monk sigue queriendo investigar el asesinato, y habla con Chet sobre su encuentro con Gitelson. Finalmente, Stottlemeyer se exaspera y exige su entrada, decidiendo ver el partido a solas.

Metzger intenta salir del aparcamiento y, mientras aún está parado, Monk examina la limusina y nota que ha estado extrayendo gasolina. Monk le acusa de haber intentado matar a Chet, pero Metzger lo niega todo. Se aleja conduciendo, a pesar de que Monk le advierte que acabará haciéndose justicia.

Monk se reencuentra con Chet Walsh y este recuerda que, por la mañana, Gitelson no dejaba de gritar que algo estaba "estropeado". Monk utiliza su pase de pleno acceso para entrar en el estadio, y Chet le acompaña.

Stottlemeyer está disfrutando del partido junto a Bob Costas, quien se pregunta dónde está Monk. Costas explica que el detective le ayudó a lidiar con un vendedor de gatos que vendía gatos psicópatas. Stottlemeyer no está nada interesado. Mientras tanto, Monk recorre el estadio intentando averiguar qué estaba "estropeado".

El partido continúa, y Monk nota que el entrenador de los Wildcats, Binsack, está anticipándose a todas las jugadas de los Condors. De este modo, el detective comprende que era el libro de jugadas lo que estaba "estropeado". Recuerda haberlo visto junto al cadáver de Gitelson, y se acuerda de que algunas páginas estaban desordenadas o volteadas.

Monk explica lo sucedido: cuando Metzger robó el libro, fue a hacer una copia en una fotocopistería. Se le cayó el libro accidentalmente, ocasionando que algunas páginas se desordenaran. Sólo tenía una hora para venderle la copia a Binsack, así que tuvo que fotocopiar el libro con las páginas desordenadas. Le vendió la copia a Binsack y se ganó una considerable cantidad de dinero.

A la mañana siguiente, después de llegar al estadio, Gitelson se dio cuenta de que las páginas estaban desordenadas. Salió rápidamente de los vestuarios, pasando junto a Chet Walsh. Chet le pidió un autógrafo, pero Gitelson no quiso dárselo, diciendo que estaba buscando a alguien. Volvió junto a Metzger y se enfrentó a él, acusándole de haberle vendido. Se produjo una pelea; a Metzger le entró el pánico y mató a Gitelson. Pero las puertas ya estaban abiertas, y los hinchas habían comenzado a llegar. Por eso, tuvo que improvisar algo: ocultó el cadáver a plena vista, disfrazándole como un fanático dormido. Posteriormente intentó matar a Chet porque temía que este hubiera podido ver el libro de jugadas.

En el descanso, Stottlemeyer comienza a sentirse culpable por haber abandonado a su amigo. Mientras tanto, Chet sugiere que el libro de jugadas podría estar en los vestuarios. Él y Monk se cuelan en el vestuario de los Wildcats y alcanzan el libro robado mientras los jugadores están rezando. Sin embargo, uno de ellos sorprende a Monk, quien explica que es un ex agente de policía. Viendo que los jugadores no están muy convencidos, Monk y Chet salen corriendo del estadio.

Stottlemeyer decide ir a buscar a Monk, quien le lanza el libro de jugadas. Se lo pasan el uno al otro para esquivar a los guardias de seguridad, hasta que Disher llega y pone el libro bajo custodia. Contento, Monk anuncia que ellos son los ganadores.

Posteriormente, en la cabina de prensa, Costas anuncia que los Condors han vuelto a ganar, y entrevista a Stottlemeyer y a Monk. El capitán confirma que Binsack ha sido arrestado por aceptar una propiedad robada, mientras que Metzger ha sido detenido en el condado Marin. Mientras Monk limpia la cabina, Costas explica cómo el detective le salvó de aquellos gatos psicópatas.

En la comisaría, Natalie sigue tumbada en las escaleras, mirando el televisor. Se da cuenta de que Disher tenía razón: ver el partido de fútbol allí es mejor que estar en el estadio.

Personajes y reparto[]

Enlaces de interés[]

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