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El Sr. Monk y la señora de al lado
Lado
Información
Número de episodio: 7.12 (105)
Título original: Mr. Monk and the Lady Next Door
Guionista: Hy Conrad
Joe Toplyn
Director: Tawnia McKiernan
Duración: 43 min. (aprox.)
Fecha original de emisión: 23/01/2009
Episodio anterior: El Sr. Monk sobre ruedas
Episodio siguiente: El Sr. Monk juega los playoff

El Sr. Monk y la señora de al lado es el duodécimo episodio de la séptima temporada de Monk.

Argumento[]

En el museo de los récords Guinness, un guardia de seguridad recorre el edificio a altas horas de la noche. De pronto, escucha un ruido. Gira su linterna y ve a John Keyes, que está remolcando un carrito. Este indica que ha estado vigilando su horario de cada noche durante toda la semana, y que el guardia debería estar dormido en ese momento. Se produce un forcejeo, y Keyes empuja al guardia contra un panel de control, activando las figuras mecánicas de la exhibición. Finalmente, Keyes lanza al desafortunado vigilante por encima de un barandado, empalándole en la figura de un pez espada.

A la mañana siguiente, Monk y Natalie están esperando para cruzar un paso de peatones. El detective se sorprende de que su ayudante no deje de hacerle cumplidos, y se pregunta qué querrá a cambio. Aunque el semáforo lleva diez minutos en rojo, Monk insiste en esperar algo más de tiempo. Una exasperada Natalie cruza la calle y se dirige al edificio de la comisaría para recoger su cheque.

Minutos después, una anciana llamada Marge Johnson llega al paso de peatones, y señala que el semáforo está estropeado. Insiste en cruzar en rojo, aconsejándole a Monk que "sea un pirata". Marge le agarra del brazo y cruza con él la calle. Él se ofrece a llevarle las bolsas de la compra, y ambos se dirigen hacia la comisaría para reunirse con Natalie.

El capitán Stottlemeyer y el teniente Disher conocen muy bien a Marge, porque a menudo les visita para quejarse de John Keyes (su vecino), que todas las noches toca su batería muy alto. Los policías advierten a Marge que no pueden hacer nada por ella hasta que llegue el día de la citación en los juzgados. Sin embargo, Monk sale en defensa de la anciana y ordena al operador que desvíe sus llamadas hacia él, para que pueda hacerse cargo de sus problemas. Agradecida, Marge ofrece un caramelo al detective.

Posteriormente, la policía llega al museo para investigar la muerte del guardia. El dueño, Miles Franklin, quiere dejar el cadáver empalado en la figura del pez espada, para darle más realismo a la exposición. No han robado nada de dinero, pero Disher señala que Togo Kamala, un robot comedor de huevos, ha desaparecido.

Encuentran restos de fluido hidráulico que indica que el robot estaba goteando, y las pruebas parecen apuntar a que se lo llevaron en un carrito. Esto sugiere que el robo lo cometió una sola persona. El dueño explica que un comedor de huevos celoso, Winston Kasinsky, se coló en el museo dos meses atrás y vandalizó el cartel de la figura de Togo. Son interrumpidos cuando Marge llama a Monk para pedirle ayuda: Keyes está otra vez tocando la batería.

Monk visita a Keyes y le pide que deje de tocar, pero este no parece muy preocupado. No obstante, accede a tomarse un descanso. Marge da las gracias a Monk por su ayuda y le invita a comer en su casa. Monk nota que ella ha escrito un libro de cocina, y ella explica que no está muy unida a su hermana. Luego habla de su difunto marido; y de la canción que sólo toca una vez al año, por su cumpleaños. Monk se da cuenta de que Marge tuvo un hijo, y ella le explica que murió cuando sólo tenía tres años.

Cuando va a sentarse a la mesa, Monk se da cuenta de que no se ha lavado las manos. Después de hacerlo, Marge se ofrece a escribir una carta pidiendo la readmisión de Monk en el cuerpo policial. Poco después se fija en que Monk está separando los ingredientes de su panaché de verduras. Rápidamente, vuelve a mezclarlos todos mientras el detective come.

Entretanto, Stottlemeyer y Disher van a ver al profesional comedor de huevos, Winston Kasinsky. Él niega haberse colado en el museo, y su obsesa mujer Gloria le apoya. Asegura que tiene una coartada y, como Stottlemeyer se muestra escéptico, Winston decide demostrarlo comiéndose ochenta huevos.

Esa noche, un ladrón enmascarado se cuela en una joyería. El dueño, David Elliott, le reconoce como John Keyes (a pesar del pasamontañas). Aunque promete que no se lo contará a nadie, Keyes no está convencido. Saca una pistola y dispara contra el desafortunado joyero.

Marge visita a Monk en su apartamento y comienza a redecorarlo. También entrega al detective una bufanda como regalo. Natalie llega y se sorprende al descubrir que Marge ha conseguido que Monk redecore su casa. También averigua que la anciana le ha ayudado a hacer las compras y a cocinar. Cuando Natalie menciona que Julie está enferma, Marge le aconseja que se vaya a casa. Una extrañada Natalie se dirige hacia la puerta, pero Monk se muestra de acuerdo con que su ayudante se tome un día libre.

Poco después, Marge enseña a Monk un artículo de periódico con su nombre, y se ofrece a hacer un álbum de recortes para él. Stottlemeyer y Disher llegan para hablar con Marge. Han averiguado que Keyes trabajó una vez en una joyería, y tiene un historial delictivo con varios robos. Sin embargo, Keyes también tiene una coartada sólida: Marge llamó para quejarse por el ruido de su batería en el mismo momento en que el robo de la joyería tuvo lugar. Stottlemeyer la cree y se marcha.

Monk se reúne con el doctor Bell y le explica que está teniendo una relación transformadora. El psiquiatra se da cuenta de que Monk se refiere a su madre biológica como "su otra madre", y el detective insiste en que Marge le cuida mejor que su verdadera madre. Sin embargo, Monk comienza a preguntarse si Marge no tendrá alguna motivación oculta. El doctor Bell opina que debería confiar en ella, pero Monk no está muy convencido.

Monk visita la joyería junto con Marge, pero comienza a discutir con ella. La policía ha deducido que el asesino fue alguien de dentro, y Marge reconoce una joya muy parecida a una que le regaló su marido. Le muestra una foto de su marido con la joya, y Monk se da cuenta de que su hijo tiene una marca de nacimiento. Concluye que Keyes es su hijo, y que él y su madre trabajaron codo con codo. El detective explica que Keyes necesitaba una coartada (alguien que informara del ruido de su batería), y Marge involucró a Monk para que apoyara su denuncia. Marge niega que Keyes sea su hijo, pero un furioso Monk declara que su teoría es cierta.

En la comisaría, Monk interroga a Marge y exige saber dónde están las joyas. Se quita la bufanda y declara saber que ella estaba fingiendo, pero Marge insiste en que Keyes no es su hijo muerto. Natalie llega y anuncia que Keyes ha sido puesto en libertad, ya que su auténtica madre ha pagado su fianza. Marge coge la bufanda y se marcha.

Disher confirma que el hijo de Marge está muerto, y Monk y Natalie van a casa de Marge para disculparse con ella. Marge declara que ha vuelto a perder a un hijo.

Cuando están pasando junto a la casa de Keyes, Monk encuentra fluido hidráulico en la acera, y Natalie llama a Stottlemeyer. Monk sigue el rastro del fluido, y los tres entran en el garaje de Keyes. Allí encuentran a Togo, el robot comedor de huevos, vestido con la ropa de Keyes y sosteniendo unas baquetas.

Monk explica lo ocurrido: unas semanas atrás, Keyes comenzó a tocar la batería sabiendo que sus vecinos se quejarían. Así, tendría una coartada indestructible. Robó el robot Togo del museo, y le puso las baquetas en las manos. La noche en que atracó la joyería, programó la máquina con un temporizador. Exactamente a las diez y media de la noche (durante el robo), el robot se activó y comenzó a mover los brazos, causando que las baquetas golpearan la batería. Añadiendo un estéreo, la música llegó a ser lo suficientemente alta como para que Marge llamara para quejarse. A través de las cortinas, Marge creyó realmente que el robot era Keyes tocando su batería.

Justo entonces, Keyes llega y les apunta con su pistola. Se prepara para dispararles, pero en ese momento llega Disher. Creyendo que el robot ha cobrado vida propia, le apunta con su pistola para impedir que mate a sus amigos. Afortunadamente, Stottlemeyer y Monk aprovechan la distracción para reducir a Keyes.

Horas después, Monk visita a Marge, que está preparándose para mudarse a Seattle con su hermana. El detective le pide disculpas, y Marge le devuelve la bufanda. Ambos se abrazan, y ella le aconseja una vez más que sea un pirata.

Personajes y reparto[]

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